La iluminación de nuestros núcleos urbanos ha crecido notablemente en estos años, y esa luz alcanza a decenas de kilómetros.
La contaminación lumínica es devastadora para la astronomía y condiciona enormemente la observación del exterior de nuestro planeta.
Amenaza la supervivencia de los observatorios. Algunos de los tradicionales ya han cerrado, y el resto han tenido que instalarse en zonas lejanas y muy despobladas.
La astronomía con satélites es imprescindible para poder observar los rayos X o los infrarrojos que nos llegan del universo (y que no pueden atravesar la atmósfera). Pero no es lógico pensar en que, para evitar la contaminación lumínica, debamos trasladar al espacio toda la actividad astronómica; sería insostenible. Los observatorios en tierra son imprescindibles.
Almería alberga, en la Sierra de Los Filabres, el mayor observatorio astronómico de la Europa continental. Hoy se plantea su futuro con la amenaza de que su cielo, de condiciones excepcionales, pueda sufrir este tipo de contaminación y se limiten sus expectativas.
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