Las normas básicas a seguir para una buena iluminación son las siguientes:
Iluminar solo aquello que es necesario iluminar, durante el tiempo necesario y respetando la intensidad y color adecuados.
La luminaria no debe de emitir por encima de su línea de horizonte. La luz se usa de forma más eficiente y se reduce el deslumbramiento | Elegir colores cálidos. La luz blanca es más molesta para el ojo y tiene mayor impacto. Una temperatura de color de 2200 K es suficiente | Elegir la intensidad luminosa adecuada. El ojo se adapta mejor cuando la luz está en consonancia con el entorno; una luz intensa no deja ver bien | Instalar un temporizador y un regulador de intensidad para poder reducir la luz cuando sea necesario. Apagar la luz cuando no se use |
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