Cada vez pasamos más horas del día en lugares interiores, con falta de luz natural, mientras que nuestras noches están cada vez más iluminadas.
De esta forma se aumenta la brecha entre nuestros hábitos y los sincronizadores naturales del sistema circadiano.
Y pagamos por ello con la ruptura del ciclo circadiano o cronodisrupción.
La cronodisrupción es la alteración del orden temporal interno de los ritmos fisiológicos, bioquímicos y/o de comportamiento en relación con los sincronizadores externos, de los que el más importante es el ciclo luz-oscuridad.
En la cronodisrupción se produce una disminución de la amplitud de este ciclo, avances o retrasos entre el “marcapasos” y los relojes periféricos y, en algunos casos, la asincronía total entre ellos.
Contribuyen a generar la cronodisrupción:
- La exposición a la luz durante la noche, y es aquí donde entra la contaminación lumínica
- La escasa exposición a la luz natural durante el día,
- Un bajo contraste en el ciclo luz-oscuridad.
Otro aspecto importante; la luz que no forma imágenes
En la retina, además de
conos y bastones, hay células ganglionares, que no sirven para que veamos imágenes, sino que son sensibles a la cantidad de luz que reciben.
Es decir, hay efectos "no visuales" sobre el sistema circadiano, que
son más marcados cuando ésta contiene una mayor proporción de azul.
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