La firma del convenio en mayo del 2013, entre el CSIC
y la Sociedad Max Planck, supuso un claro aviso de lo que podía ser el cierre
programado y progresivo del Observatorio de Calar Alto.
Sucesivamente, se produjeron una defensa triunfalista
de los recortes firmados por parte de algún diputado nacional, y la simbólica
defensa del futuro del observatorio realizada por el Parlamento de Andalucía. Y
es ante el riesgo de la desaparición de esta instalación singular, que un grupo
de personas deciden dar un paso adelante y crear la "Asociación de Amigos
del Observatorio Astronómico de Calar Alto".
El objetivo primordial con el que nace nuestra
asociación es difundir y divulgar la aportación
científica que el observatorio realiza y ha realizado en el pasado, como un
centro de referencia en astronomía. Y, como una consecuencia natural, queremos también
potenciar la cultura científica, y defender el cielo (el diurno y el nocturno),
como un recurso para el ocio y para el turismo científico.
Tenemos también el interés de mantener la
implicación del observatorio con el
entorno de la Sierra de los Filabres. Y es por ello que los alcaldes de Gérgal,
Serón y Bacares son, los tres, vicepresidentes de nuestra asociación.
Nos presentamos en sociedad en diciembre del 2013, y
con la presencia de representantes políticos que hicieron, una vez más, un
apoyo simbólico. En ese acto, propusimos la Presidencia de Honor al profesor
Teodoro Vives, que fue codirector del observatorio durante más de veinte años y
una figura clave en la astronomía de nuestro país. Aceptó generosamente. Hace
unos días que el profesor Vives falleció, y estamos seguros que estaba en su
ánimo la decepción por el abandono al que se ve sometido este centro al que
dedicó todos estos años.
Desde un punto de vista académico y de divulgación, el
papel de Teodoro Vives ha sido muy importante. Su influencia directa sobre algunos
profesores del entonces Colegio Universitario de Almería, condujo a que en el
plan de estudios de Ciencias Matemáticas se impartiesen dos asignaturas
("Astronomía" y "Astrofísica") que han sido cursadas por
una gran cantidad de alumnos. Y también esta relación condujo a la existencia
de la "Semana de Astronomía" que llegó, bajo la cobertura de la
Facultad de Ciencias Experimentales, durante ocho años, a divulgar los aspectos
más relevantes de esta ciencia a la sociedad almeriense. Algunos miembros de la
asociación hemos retomado esta iniciativa, y este año se celebrará la edición
XI de esta "Semana", a finales de mayo y que será, cómo no, un homenaje
a su persona.
La repercusión de la actividad del observatorio en
nuestra sociedad no ha sido tan intensa como en el caso de otros observatorios.
Sin preguntarnos ahora por los motivos por los que esto ha sido así, hay
algunos aspectos destacables, como que ya desde el principio se crearan puestos
de trabajo para personas de la zona.
También se abrió a las visitas concertadas; hay muchos
alumnos de colegios e institutos que han visitado las instalaciones a lo largo
de todos estos años, asombrados por el despliegue tecnológico que representan los
telescopios de estos tamaños, sembrándose de preguntas y de interés por la
ciencia.
Pero hay muchos otros aspectos, que se podrían
considerar intangibles, en los que el observatorio ha repercutido en la provincia...
Como se suele decir coloquialmente, puso a Almería en el mapa de la astronomía
europea y planetaria. Y es, sobre todo, porque el cielo de Calar Alto es de una
extraordinaria calidad fotométrica, comparable al de otros observatorios de
referencia mundial, que están situados en mucho mayores alturas y con mucho
mayores dificultades de acceso.
El entorno se encuentra incluido en la ley de
protección del cielo; esto supone un ahorro económico importante en la
iluminación en la zona, pero también le da un enorme atractivo como lugar donde
poder observar un cielo que está vedado a los habitantes de las ciudades.
Esta zona de los Filabres, influida por la presencia
del observatorio, es un reducto de calidad de vida natural, en la que hay una
flora y una fauna que están pasivamente protegidas por esta presencia, y que
enriquecen al entorno como un lugar de ocio y de disfrute para todos aquellos
que lo visiten.
Son cientos los astrónomos españoles y extranjeros que
han trabajado en el Observatorio de Calar Alto, que han contemplado su cielo magnífico
y que, una vez terminada su tarea diaria, han paseado por las sendas de esa
sierra, han callejeado por sus pueblos, se han hospedado en sus hoteles, tapeado
en sus bares, y han conocido la hospitalidad de esta tierra y divulgado sus
virtudes.
¿Estamos dispuestos a perder todo esto?.
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